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divendres, 18 de juliol del 2014

Elena Ferrante (2012), La amiga estupenda. Barcelona: Lumen


"... De todos los espíritus que niegan, el pícaro es el que menos me desagrada. El hombre es demasiado propenso a adormecerse; se entrega pronto a un descanso sin estorbos; por eso es bueno darle un compañero que lo estimule, lo active y desempeñe el papel del demonio."

Esta cita del Fausto de Goethe nos advierte que vamos a encontrarnos con un gran personaje: la amiga genial que realizará "el papel del demonio", a la sombra de la cual crece Elena, la narradora.

Lina es la que enseña a su amiga a vencer los miedos infantiles: el terror al ogro que aquí se personifica en Don Achille, que "me iba a chupar la cabeza como hacía mi padre con los salmonetes." P. 25.

En este suburbio de Nápoles que se parece al de Erri de Luca en Montedidio, la violencia es cotidiana y la lucha por la supervivencia no es una metáfora. Allí, la escuela es un refugio para Elena-Lenu-Lenuccia que es la alumna modelo frente a la rebelde y superdotada Lila que se aburre y ha aprendido a leer por su cuenta.

Ambas pasan de los juegos con muñecas al juego de la lectura y no es casual que el dinero que les da Don Achille para comprarse muñecas nuevas lo inviertan en un libro Mujercitas, que a muchas lectoras nos ha dejado huella.

"Creíamos que estudiar mucho nos permitiría escribir libros y que los libros nos habrían hecho ricas" P. 75.

La suerte está echada: enferman de literatura. En la segunda parte que empieza con el primer episodio delirante de Lina, de  la lectura pasarán a la escritura. Al relatar los hechos, la narradora reflexiona:

"El 31 de diciembre de 1958 Lila tuvo su primer episodio de desbordamiento. El término no es mío, es el que ella utilizó siempre forzando el sentido común de la palabra." P. 59.

Aquí está el reto entender la realidad, dominarla estirando los términos hasta conseguir encontrar la expresión adecuada para captar, en este caso, la visión vertiginosa de la totalidad revelada.

Los caminos de la amigas se bifurcan, por un lado, la narradora va tanteando el mundo exterior y, por otro, la amiga genial intenta encontrar su sitio en el barrio y sacar de la miseria a su familia con la fabricación de zapatos que ella diseña. Sin embargo, la relación entre ambas continúa: vital e intelectual. Las ideas de Lila germinan en Elena y su escritura mejora siguiendo el modelo de la de su amiga estupenda cuando intenta:

"...librarme de mis tonos artificiosos de las frases demasiado rígidas; tratar de conseguir una escritura fluida e irresistible como la de Lila en la carta de Ischia."

Lila triunfa socialmente y se casa con un traje de novia que "parecía el cuerpo de una muerta" y con los zapatos que ha diseñado:

"... los sueños de la cabeza han acabado bajo los pies..."

Elena sigue fiel a su lado tratando de convencerse de que sus estudios son su riqueza. Está allí para escuchar la pregunta sin respuesta que nos hace esperar con impaciencia la continuación de esta historia

"¿Qué va a ocurrirme, Lenù?"

 Estoy segura que nos lo seguirá contando magníficamente Elena hasta que cierre el ciclo que se abre en la primera página de este libro y quede explicada la sorprendente  desaparición que se produce al inicio de la narración.

Me parece más apropiado el título en italiano L'amica geniale, porque el personaje de Lina está marcado por este sino diabólico, cosa que impregna toda la obra poniendo el listón muy alto a la escritora. Para ponerse este reto, Elena Ferrante, o como se llame realmente,  tiene que ser también genial.

Me siento tentada a imaginar que se trata de una autobiografía ficticia de Elena que sigue los pasos de la pícara y se esconde tras su personaje, como en el genial Lazarillo lo hace su autor.